Ayn Rand y su filosofía del Objetivismo.



Ayn Rand fue una filósofa, economista perteneciente a la escuela austríaca y escritora libertaria nacionalidada estadounidense de origen ruso. Creció en el seno de una familia de sangre judía siendo la mayor de tres hermanas. Fundó la filosofía o teoría ética que bautizó con el nombre de "objetivismo" y fue una gran defensora del capitalismo laissez-faire. Es aclamada por muchos libertarios, incluso, la consideran como una de las más influyentes del libertarismo del siglo XX. Es conocida por sus lectores por su absoluta repulsión de todo colectivismo humano, exaltando el individualismo egoísta.



He de reconocer que saqué bastante jugo de ésta pensadora, investigué a cerca de ella por primera vez en 2015, y a pesar de mi acérrimo pensamiento totalitario a favor del fascismo, no me impidió haberme leído su libro más existoso: La rebelión de Atlas, que es una novela mezclada con economía. De ahí en adelante quise profundizar un poco en su pensamiento filosófico. Para ese tiempo quería destruirla, criticarla sin contemplaciones, y por ironías de la vida me encontré algunos aspectos aprovechables, sobre todo aquellos donde la filosofía de Stirner y Nietzsche se hacen muy patentes.



Me gusta su idea sobre la vida, definiéndola como un fin en sí misma y como lo único que hace posible la existencia de valores (todo aquello por lo que uno actúa); es por ello que la vida es el valor supremo del que dependen los demás valores y, en consecuencia, todas las metas de la vida. Es entonces lógico que condene la inacción, considerándola antítesis de la vida. Sin embargo, ello no quita que una gran porción de su filosofía me parezca dañina y desechable. Ya lo iremos tratando en el transcurso de este extenso artículo.

Su filosofía es interesante. A mi parecer no la construye basándose en lo que debería ser su foco de conocimiento: el egoísmo. Su filosofía es una reacción contra el altruismo, concepto desde el cuál construye toda su cosmovisión egoísta. ¿Y qué es el egoísta? Para Ayn Rand el egoísta es alguien que no se sacrifica por otros ni permite que otros se sacrifiquen por él. Simplemente mira por sí mismo, aunque puede darse el caso de que dicho sujeto pueda llegar a acuerdos con otros sujetos de forma racional y "justa": Ayn Rand reduce las relaciones humanas a la noción de mercado, donde todo se centra en intercambios, transacciones e interés. "Quién no mira por sí mismo es alguien que no se respeta, quien es altruista es alguien que piensa que otros son susceptibles de ser sacricables y que él mismo lo es", dice Rand; quien también arma que: "la felicidad es el estado exitoso de la vida; el sufrimiento es la señal de alarma, del fracaso o la muerte".

Y he ahí un error de Rand, puesto que el dolor, y el sufrimiento son sensaciones que te hacen más fuerte y que conscientemente vividos te hacen sentir más vivo; porque sentirse vivo es apreciarse vulnerable ante la vida y a pesar de todo inconmensurablemente fuerte. No son fuente de fracaso ni resultado de tal (sí de alarma), ni significan la muerte (la cual es ausencia de sufrimiento); es, por otro lado, el estado exitoso del luchador, señal de que se está viviendo y la consecuencia de toda vida que se labra con esfuerzo y esmero. Por ello instuyo que la filosofía de Rand se muestra como una especie de hedonismo (sin serlo, pues posteriormente armaría que la felicidad puede ser el propósito de toda ética, pero no su pauta) cuyo fin es siempre una felicidad racional, es decir, sin contradicciones, sin sobresaltos emocionales.



Ayn Rand define la moral y la ética como "un código de valores para guiar las elecciones y acciones del ser humano, aquellas que determinarán el propósito y el curso de su vida. La ética, como ciencia, se ocupa de descubrir y denir tal código". También sostiene que "la ética no es una fantasía mística, ni una convención social, ni un lujo subjetivo e innecesario que puede utilizarse y descartarse en cualquier emergencia. La ética es una necesidad objetiva, metafísica, y por mandato de la realidad y la naturaleza de la vida". Pero una realidad moral como la que Rand describe sólo puede alcanzarse con el uso de la razón, el arma más potente y el medio básico del hombre para la supervivencia: "El interés personal no debe estar determinado por ciegos deseos o caprichos arbitrarios", diría Rand.

Es por lo tanto su filosofía un egoísmo racional. La razón hace posible al hombre ser hombre, tener un código ético, desarrollarse plenamente como ser humano y alcanzar sus propios valores, que le llevarán a encumbrar sus metas. Es así que rechaza todo irracionalismo, admitiendo sólo aquello que sea procesado mentalmente, es decir, racionalmente; todo lo que no sea eso carece de validez como experiencia y como "todo", simplemente no sirve, no es útil, no es productivo.

También nos habla del amor y de la amistad: "La sola existencia de la persona a la que se ama procura una alegría profundamente personal y egoísta. Es la felicidad personal y egoísta la que uno busca, gana y obtiene del amor". Y prosigue: "Un amor caritativo, desinteresado es una contradicción en término; significa que uno es indiferente a lo que valora". ¿Qué es entonces el egoísmo? Poner en valor algo. La persona que amas es alguien que tú pones en valor, alguien de tu interés. Si haces algo para complacerla lo haces por ti también, por el gozo que te supone verla complacida, porque ella es la fuente de tu felicidad y de tu goce personal. Hacer algo por personas desconocidas sería un acto altruista, un sacrificio absurdo para beneficio de unos sujetos que no se tienen en valor, lo que sería, por otro lado, devaluar aquello que realmente nos importa. Algo así no nos puede hacer felices, categorizaría Rand, quien considera la felicidad el más elevado propósito moral de una persona, el gran propósito al que te deben conducir todas las metas, el fin al que deben conducir todos nuestros esfuerzos.

Dice Ayn Rand: "Recuerde que los valores son aquello por lo cual uno actúa, para obtener y/o conservar la propia felicidad, felicidad que debe lograrse por el propio esfuerzo. Dado que la felicidad personal es el propósito moral de la vida del hombre, quien fracasa en alcanzarla a causa de su propia desidia, de su incapacidad de luchar por ella, es moralmente culpable. La felicidad es aquel estado de conciencia que surge de los logros de los propios valores".



Sin embargo, Rand expone que el hecho de ser uno mismo el beneficiario de nuestras propias acciones no quiere decir que sintamos indiferencia hacia los demás o que la vida humana carezca de valor o que no existan motivos reales para ayudar a personas en una emergencia. Simplemente sostiene que la vida de una persona no debe subordinarse a la de los demás; que alguien debe ayudar a los demás por propia voluntad, en un acto libre, y por que realmente sea necesario, no como un deber o una obligación de imperativo categórico kantiano. Vemos entonces cómo Rand es teóricamente contraria a todo sistema socializante, a todo aquello que ve en lo social su deber. Rand propugna por la atomización de la sociedad en su extremo, un mundo de individuos, los cuales forman particularmente un mundo mismo. De esta forma, no se ayudaría a quien lo necesita en realidad, sino a quien o a quienes se estime oportuno a voluntad. Según Rand su egoísmo es generosidad porque realmente es un acto voluntario y consciente, mientras que el altruismo, tal como esta autora lo entiende, representa lo contrario, un acto no volitivo e inconsciente, un sacrificio humano.



Pensar que la filosofía moral de Ayn Rand es sencilla es infravalorarla. Sin tapujos propone todo un código para todas las dimensiones de la vida. Pero como se trata de una flosofía egoísta y quien la propone es, en consecuencia, una declarada egoísta, no podemos soslayar que toda su proposición le nace de la subjetividad y, porqué no, del capricho. Porque ella nos dice qué es egoísmo y qué es altruismo, se siente con la superioridad de dictarnos qué es y qué no es lo correcto, quiere que pensemos y actuemos bajo su vara de medir.

Nos dice Rand que el altruista es aquel que renuncia así mismo en pos de los demás, digamos que es un esclavo porvocación. Mientras que el egoísta es el hombre soberano, es aquel que se rige por su propio código moral y escala de valores. También sostiene que el egoísta actúa a voluntad y que el altruista no actúa a voluntad, al menos no a la suya. Pero bien ¿no se puede elegir a volunta del camino del altruismo, de la abnegación, el dar sin querer recibir nada o sin esperar nada? Habrá a quien haber sido egoísta le pueda suponer cierto grado de culpabilidad y decida, para corregirse de ese achaque de conciencia, seguir un camino inverso. Y ahora bien, ¿esto todo sacrificio por los demás un acto de altruismo? ¿No puede ser algo decidido a voluntad un sacrificio? Servir a la patria, a tu pueblo, a una concepción superior... ¿es eso producto del altruismo? ¡Porqué desdeñar la gloria de un auto-sacrificio, algo que engrandece el propio hacer humano! ¡Porqué renunciar a la heroicidad, al espíritu fáustico, a un verdadero esfuerzo y a una vida artística! Para mí eso es un valor, y elegido a voluntad. Y lo más importante, ¿acaso todo el mundo tiene la capacidad de ser soberano, es decir, egoísta aunque sea bajo la concepción de egoísmo randiano? ¿Realmente existe ese altruismo del que nos habla esta autora? Todo el mundo dice que es altruista bajo el concepto de Rand, pero la realidad es otra: lo sencillo es ser egoísta, ser altruista requeriría paradójicamente una voluntad mayor para serlo, ya que lo primero es la inercia de todo ser viviente: el propio interés. ¿De qué se queja Rand entonces? ¿Nos engaña? ¿A quién sirve?

Ayn Rand no tuvo hijos. Supongo que ella era mucho más importante para sí misma que para la posteridad. Tanto sostener que el valor supremo es la vida y ella misma faltó a ese valor al no ofrecerle nada... Qué ironía, ¿No? ¿Todo a cambio de la libertad, incluso el valor supremo de la vida? Porque una mujer que no desea tener hijos ha renunciado a la vida como valor supremo. Para Rand parece que incluso sus valores son sacrificables cuando éstos les exigen un precio. El patrón a voluntad y a no voluntad, para decidir lo que es egoísta y aquello que no lo es, me parece algo un tanto simplista. Pensar que en el mundo existe el altruismo de forma tan radical, es cuanto menos una estupidez.

Rand se equivocó abismalmente aquí, pues el altruismo, la generosidad, es también otra forma de egoísmo. El altruismo bajo su concepto no existe. Todo lo que tenga voluntad seguirá lo que le conviene, o quizá no (pues se puede errar en las decisiones), pero el fin último de toda persona es primero su propia integridad, inmediatamente después la de las personas que valora (por las que siente un interés) y luego el resto. Hay intereses y valores mucho mayores que traspasan toda transcendentalidad del propio yo como sujeto material y espiritual. Dar todo o algo sin esperar nada, es decir, lo que define al altruista según Rand, no es ni ser egoísta (evidentemente) ni ser altruista (generoso), simplemente es ser un imbécil, alguien sin voluntad, un inconsciente, alguien que no valora las cosas, un hombre desenfocado.


(Éste artículo ahonda en especial su filosofía vislumbrada en su obra "La virtud del egoísmo. Para conocer más a fondo su pensamiento liberal/minarquista y económico, recomiendo su obra "La Rebelión de Atlas" y para comprender mejor el planteamiento del Objetivismo, leer su libro "El manantial").

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