Nación - Patria - Estado
Quienes hoy se llaman "Tradicionalistas" asumen a menudo la nación-estado como parte de esa tradición, o de aquello que merece conservarse. Pocos vuelven la vista hacia modelos anteriores, aun cuando se hacen llamar enemigos de todo lo moderno (entiéndase, de la era así llamada). Sin embargo, nadie puede cuestionar que el estado-nación y el propio nacionalismo, es un invento moderno. Y es igualmente contradictorio reclamarse partidario de la tradición cuando se asume un modelo administrativo y gubernativo que se implantó sepultando a su paso cientos y cientos de tradiciones (culturas, instituciones, pueblos, leyes, usos y costumbres). Es por eso que el nacionalismo es un patriotismo impostado, ideal, difuso, fragil, abstracto... tanto que se diluye en el éter si no hay una frontera ficticia o una bandera artificial moderna detrás. No es tanto un patriotismo de la nación como un "patriotismo de Estado". No nos engañemos: Es a Él a quién presta