Alexandre Kojève y Carl Schmitt.
Alexandre Kojève conoció personalmente a Schmitt en 1948 e iniciaron una estrecha relación porque, dijo: “Carl Schmitt es el único con el que vale la pena hablar” . Por aquel entonces había abandonado la universidad, donde su lectura de Hegel le hizo célebre en el París de los años treinta. Era el tema de su seminario en la École Pratique de Hautes Études entre 1933 y 1939, al que asistieron Georges Bataille, Raymond Aron, Maurice Merleau-Ponty, Raymond Quenau, André Breton, Jean Hyppolite, Jacques Lacan, y también Hannah Arendt, huida de Alemania. Jean Paul Sartre no pudo asistir, pero estaba al corriente de lo que allí se decía y tomó buena nota. Así Kojève se convirtió en el rey secreto de la filosofía francesa emergente. Su lectura de Hegel se limitaba a unos pocos temas escogidos: la dialéctica Amo-Esclavo, el fin de la Historia y la figura del Sabio poshistórico que reúne en su saber lo racional, lo concreto y lo necesario. Su interpretación es de una vio